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La rápida expansión de la COVID-19 ha dejado grandes muestras de solidaridad y unión, así como algunos ejemplos de falta de empatía. Analizamos cómo nos afecta esta crisis sanitaria desde el punto de vista sociológico.

Las crisis suelen aflorar lo peor y lo mejor de las personas, pero pocas veces se ha enfrentado el mundo a una situación como la actual.

El COVID-19 nos hace ver que necesitamos al otro para superar la pandemia y que el individualismo en el que se basaba nuestra sociedad no nos ayuda a vencer al virus.

 

SOLIDARIDAD Y OCIO EN LOS BALCONES

En las últimas semanas hemos visto infinidad de muestras de solidaridad, compasión y empatía.

Hemos redescubierto a nuestros vecinos a través de los balcones, y de hecho, compartimos con ellos un rato cada día a las 20h de la tarde. Un momento en el que nos unimos en un aplauso de agradecimiento al colectivo que lucha para desde los hospitales para salvar vidas.

Nuestras ventanas y balcones se han convertido en una vía de escape

Y no solo son momentos emotivos los que compartimos, también hemos visto calles en las que los vecinos se organizaban para divertirse jugando al bingo o hasta al ping-pong.

Rebeca Cordero, profesora titular de Sociología Aplicada en la Universidad Europeanos explica que vivíamos en una sociedad que había perdido la confianza a nivel social. “El hecho de no confiar en el vecino, en el otro miembro de la comunidad, nos hacía individuos mucho más expuestos al riesgo”, comenta.

Sin embargo, hasta ahora no habíamos visto los problemas que podía suponer estar expuestos al riesgo.

  • La aparición del nuevo coronavirus nos ha hecho tomar conciencia del riesgo al que nos enfrentamos y de lo vulnerables que somos individualmente.
  • Por ello, “construimos procesos de confianza, de identidad de grupo y de acción colectiva que nos llevan a reforzarnos y a sentirnos mucho más protegidos”, comenta Rebeca Cordero. Hemos tomado consciencia de que lo único que puede parar esta situación es la acción colectiva.

¿LAS SITUACIONES DE CRISIS NOS UNEN?

Cuando nos enfrentamos a situaciones inciertas o desconocidas, con enemigos invisibles como en este caso, tendemos a unirnos para sentirnos más fuertes y disminuir nuestra sensación de peligro.

Esto nos lleva a volver a valores que estaban olvidados como son los valores de la solidaridad, de la comunidad, de la ayuda”, detalla Rebeca.

En este caso, nos identificamos con las personas que pueden estar pasando lo mismo que nosotros, nuestros vecinos, y así podemos descargar en parte el peso y la ansiedad que soportamos.

COMPORTAMIENTOS INSOLIDARIOS

Pero no todo es solidaridad, también hemos visto personas acaparando alimentos o material sanitario o gente utilizando excusas rocambolescas para saltarse el confinamiento.

Rebeca Cordero nos explica que estábamos en una sociedad dominada por el hiperindividualismo y el hipernarcisismo en la que cada unos se consideraba dueño de su vida y no daba demasiada importancia a lo que le pudiera suceder a los demás. Estos valores no desaparecen de un día para otro.

  • Al llegar esta crisis sanitaria y el confinamiento, tenemos individuos que empiezan a ser conscientes de que el grupo es lo único que les puede salvar y otros que siguen anclados en los principios de la sociedad”, indica Rebeca.
  • En muchos casos son jóvenes que creen que, al no formar parte del principal grupo de riesgo, la situación no les afecta, sin darse cuenta de que no solo pueden sufrir la enfermedad (y en algunos casos de forma grave), sino que además pueden ser responsables de su expansión.

¿CÓMO CAMBIARÁ LA SOCIEDAD TRAS LA PANDEMIA?

Los cambios que pueda conllevar esta pandemia a la sociedad estarán muy vinculados a los cambios en las estructuras económicas.

A nivel económico va a haber un impacto que puede llevar a un replanteamiento de estructuras y formas de trabajo”, comenta Rebeca.

Deberán replantearse muchos sectores tras el impacto en la economía

  • Esto tiene que ver con la globalización, el turismo y la movilidad, que probablemente deberán replantarse.
  • También con qué países saldrán mejor parados de la crisis a nivel mundial.
  • Y con la necesidad de producir a nivel local, puesto que hemos visto que depender de la producción de terceros países puede llevar al colapso.

En el ámbito social, pueden haber una estigmatización de aquellos países a los que la pandemia haya afectado más.

  • También afectaran a la sociedad a nivel individual las cuestiones relacionadas con el estrés postraumáticos y el duelo, la imposibilidad de despedirse de los seres queridos, o con el miedo al contagio.

“Una vez haya pasado la crisis, nuestra vida no va a ser igual”

  • Además, es probable que una vez pasado el confinamiento, se establezcan medidas de protección y seguridad, como la posible obligación de llevar mascarilla, que supondrán un nuevo reto para la población.

¿Esta pandemia generará un refuerzo en lo colectivo?

Rebeca considera que en los primeros tiempos sí, “nos hará replantearnos valores sociales que hemos visto que no han respondido de la manera esperada en la situación de crisis”.

Pero esto puede significar perder libertades, pues se ha comprobado que apelar a la responsabilidad ciudadana no es suficiente para actuar como grupo en una situación como la actual. “Los propios estados se han dado cuenta que quizá los ciudadanos saben mucho de sus demandas, pero no de sus obligaciones”, comenta Rebeca.

Una vez haya pasado esta situación, deberemos hacer un trabajo de recomposición individual, un trabajo en el ámbito económico y un trabajo colectivo o social. “Si esto se hace de la manera adecuada, la sociedad puede convertirse en algo mejor de lo que era, concluye Rebeca.

 

Fuente: www.sabervivirtv.com