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Almería es, junto a Guadalajara y Zamora, una de las candidatas a obtener el ansiado título. Y… ¡Tiene que ser nuestro!

Almería opta a ser Capital de la Gastronomía Española 2019. Heredera de la cocina de los árabes, su gastronomía se ha adaptado como ninguna al paso del tiempo. ¿Tenemos razones para comernos Almería?

1.Tierra de tomate. Almería es uno de los principales productores de tomate de nuestro país; y además de un tomate de primerísima calidad. Tan importante es el tomate, que el pasado 3 de marzo, día Mundial del Tomate, en la Plaza Vieja de Almería se congregaron miles de personas alrededor de degustaciones, ventas solidarias e incluso algún concierto en honor a tan ilustre fruto, buque insignia de la huerta almeriense.

2. En tapas compite con Granada. Algunos seguimos sin entender por qué se sigue comparando el tapeo de Granada con el de Almería cuando no tienen nada que ver. Como en la ciudad de La Alhambra, salir de tapeo por el centro de Almería es un verdadero escándalo. Realmente, con lo que cuestan tres cervezas casi puedes salir comido. Entre las tapas más comunes, no faltan las papas a lo pobre, las migas, el pulpo, las gambas, las huevas en vinagreta o el cazón. ¿Los mejores locales de tapas? Para eso necesitaríamos escribir un libro.

La playa, casi 365 días al año en Almería
La playa, casi 365 días al año en Almería© Getty Images

3 . El plato alpujarreño. Ubicada en la parte sur de Sierra Nevada y compartida con Granada, La Alpujarra es una de las zonas más pintorescas de Almería y, por si no lo sabíais, es algo más que agua de Lanjarón y jamones de Trevélez.

Sus pueblos blancos de empinadísimas cuestas esconden una de las grandes joyas del foodporn español: el plato alpujarreño. Sobre un lecho de papas a lo pobre, yace un festival de morcilla, longaniza (que no chorizo como maldicen por ahí), jamón, huevos fritos y pimiento verde para el que lo pida. También puede pedirse con lomo de orza.

4. Playa casi todo el año. Sin duda, Almería cuenta con un clima privilegiado para los amantes del sol y el calor. Una de las ventajas de tener tiempo de playa prácticamente de febrero a noviembre es que los algunos de los chiringuitos más afamados de la costa no cierran en todo el año. Y se come realmente bien, casi como en casa. Además, no es raro ver familias de picnic en traje de baño en pleno mes de marzo. Luego, lo de bañarse, ya es para los más valientes.

Los jamones de Trevélez
Los jamones de Trevélez© Alamy

5. Los mantecados de Fondón. La localidad almeriense de Fondón puede presumir de tener uno de los mantecados más exquisitos de nuestro país. Bajo el nombre de Camp, perteneciente en la actualidad a la cuarta generación de la familia Campos, se esconde el obrador que hace el milagro desde 1953 nada más y nada menos. Aunque ya os descubrimos en su día los mantecados de primera división de Balbina Arias en la localidad sevillana de Estepa, podemos decir que los de Fondón les siguen los pasos.

6. La gamba roja de Garrucha. Posiblemente sea una de las instituciones gastronómicas de la provincia andaluza. Los restaurantes de la localidad almeriense de Garrucha ofrecen este preciado marisco, de sabor indescriptible y que, desde este mismo año 2018, busca la Indicación Geográfica Protegida (IGP).

Lo característico de la gamba roja de Garrucha es que se trata de una gamba un poco más grande y de carne más prieta, por lo que resulta muy versátil en la cocina. Es un bien casi tan preciado como escaso, de ahí su elevado precio.

7. Las migas. Peso pesado de la mesa almeriense. Al igual que en Granada o Jaén, en Almería las migas las hacen de pan o de harina de sémola. Se dice que “día de luvia se hace día de migas” por lo que es un plato que va muy de la mano del tiempo (aunque en Almería las tienen durante todo el año en muchísimos bares). En la radiografía de este plato se pueden encontrar pimientos, panceta, chorizo y una compañera de viaje muy característica: la sardina asada.

Nada más rico (ni menos) que un buen tomate con aceite y sal
Nada más rico (ni menos) que un buen tomate con aceite y sal© Getty Images

8. La cerveza artesana. El consumo de cerveza artesana en España es un hecho muy reciente si nos comparamos con el norte de Europa. Por suerte, los elaboradores de cerveza artesana han demostrado que el arte de fabricar cerveza va más allá de un simple hipsterismo; se ha convertido en un sello de identidad, en un arte. Almería es uno de los lugares en los que la fabricación de cerveza artesana es un espectáculo. El Cabo, San Francisco, Origen, La Cala, El Chato,… todas son increíbles.

9. Dos estrellas Michelin. La provincia andaluza puede presumir de tener dos merecidísimas estrellas Michelín. Por un lado La Costa (Bulevar, 48) en la localidad de El Ejido, fundamentado en una cocina tradicional y honesta.

Por otro lado, Restaurante Alejandro (Antonio Machado, 32) en la localidad de Roquetas de Mar, con una cocina moderna y original. Ambos, con productazo del mar, como no podía ser de otro modo.

10. Los soplillos. Regresamos a La Alpujarra para degustar otra de las grandes delicias de la gastronomía almeriense, el postre perfecto para el plato alpujarreño: el soplillo. Los soplillos son dulces cuyo origen se remonta a la época de los moriscos, que empleaban harina, miel, huevos, aceite de oliva y almendras para elaborarlos. Morder la capa blanca dura del exterior y esperar a que se deshaga en la boca lentamente es un placer muy difícil de de explicar con palabras.

11. Los gurullos. Si has visitado Almería y no has probado los gurullos, te estás perdiendo una maravilla de su cocina. Los gurullos son como unas pequeñas virutas que se hacen con una masa similar a la de los talarines de Jaén o la pasta china. Fue un plato muy apreciado en la posguerra por su bajo coste y su elevado contenido calórico.

En la actualidad se hace un guiso con conejo o pollo, muy similar a un arroz caldoso y con un sabor contundente. Si buscas gurullos épicos en Almería, los restaurantes de barrio te pueden llegar a sorprender más que los situados en las zonas más turísticas.

Bodegón de delicias almerienses
Bodegón de delicias almerienses: los gurullos, en la esquina superior izquierda© Alamy

12. De Cabo de Gata a Carboneras. La devoción que tenemos muchos de nosotros por la Playa de los Muertos hace indispensable mencionar este paraíso terrenal. Sin duda una de las mejores playas del país, ubicada en un entorno natural altamente protegido. Precisamente por eso, es complicado encontrar donde comer por allí, por lo que suele proponerse la peregrinación a la cercana localidad de Carboneras, una muy buena opción para los que prefieren sentarse en una mesa con mantel.

13. El carácter de los almerienses. Es increíble la facilidad con la que se pueden hacer amigos estando de tapeo por las calles de Almería. Y es que el carácter afable y honesto de los almerienses hace muy fácil entablar conversaciones mientras se comparte un trozo de la barra de un bar. Si sustituimos el bar por un chiringuito y la tapa por un mojito, el resultado puede llegar a elevarse a la enésima potencia.

Fuente: www.traveler.es